La lluvia ácida se mide
según la escala de "pH", potencial hidrógeno. Cuanto más bajo sea el
pH de una sustancia, es más ácida. El agua pura tiene un pH de 7.0 y
normalmente la lluvia tiene un pH entre 5 y 6, es decir, es ligeramente ácida,
por llevar ácido carbónico que se forma cuando el dióxido de carbono del aire
se disuelve en el agua que cae. En cambio, en zonas con la atmósfera
contaminada por estas sustancias acidificantes, la lluvia tiene valores de pH
de hasta 4 ó 3 y, en algunas zonas en que la niebla es ácida, el pH puede
llegar a ser de 2 ó 3, es decir similar al del zumo de él limón o al del
vinagre.
¿Cuáles son los efectos de
la lluvia ácida?
Los efectos ocasionados por
el agua ácida dependerán de diversos factores, como el grado de acidez del
agua, la composición química del suelo y su capacidad de
"amortiguación" (buffering), así como de las características de los
organismos vivos afectados.
La deposición ácida
contribuye a la reducción del pH en ecosistemas terrestres y acuáticos y permite
la movilización de metales tóxicos, especialmente del aluminio. Esto ocasiona
una variedad de efectos, como son daños a bosques y suelos, peces y otros seres
vivos, materiales de construcción y a la salud humana. Así mismo, la lluvia
ácida actúa reduciendo la visibilidad
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